Las personas tienden a colaborar y comunicarse mejor cuando están físicamente cerca — dentro de los límites socialmente aceptables — y pueden establecer contacto visual. Esta fue la conclusión de dos experimentos de neuroimagen realizados en China, cuyos resultados fueron publicados en la revista NeuroImage. Además, los investigadores observaron una mayor sincronización en los patrones de actividad cerebral en estas situaciones.
La importancia de la comunicación
La comunicación es esencial para los seres humanos. Ofrece una amplia gama de beneficios, como permitir el intercambio de pensamientos, ideas y emociones, así como fomentar la comprensión y la colaboración. También sirve como base para las relaciones, ayudando a construir lazos de confianza, resolver conflictos y expresar afecto y apoyo. Una comunicación efectiva facilita el aprendizaje y la transferencia de conocimientos, ambos fundamentales para la educación y el desarrollo personal.
En entornos laborales, una comunicación clara mejora el trabajo en equipo, aumenta la productividad e incentiva la innovación, asegurando que todos estén alineados en cuanto a objetivos y expectativas. Además, desempeña un papel vital en la sociedad al permitir el intercambio de valores culturales, normas e información necesaria para la cohesión social. La comunicación también es fundamental para la salud mental, ya que proporciona un medio para expresar sentimientos, buscar ayuda y establecer conexiones emocionales con los demás.
La comunicación no verbal, en particular, define el tono de nuestras interacciones sociales en su conjunto. A menudo, puede prevalecer sobre las palabras habladas y dar un significado completamente nuevo a una conversación. Un estudio realizado en Estados Unidos en 1973 es un buen ejemplo de esto: los investigadores contrataron a un actor vestido con ropas elegantes y con un aire de autoridad para dar una conferencia. A pesar de que el contenido no tenía mucho sentido, el actor, conocido como “Dr. Fox”, hizo contacto visual frecuente con el público, lo que resultó en una recepción positiva tanto para él como para la presentación en sí. Situaciones similares son comunes en la vida real.
El objetivo del estudio y el uso de fNIRS
Según el estudio publicado en NeuroImage, los objetivos del equipo, dirigido por la investigadora Xinyue Wang, fueron explorar la actividad neural en diferentes tareas de comunicación y determinar cómo la dirección de la mirada y la distancia física afectan las interacciones entre las personas. Según los investigadores, estudios previos han informado que cualquier mensaje es evaluado de manera más favorable cuando hay más contacto visual directo, es decir, cuando los individuos se miran mutuamente de forma constante. De manera similar, una distancia espacial cercana sugiere accesibilidad y amabilidad.
Para monitorear la actividad cerebral durante los experimentos, el equipo optó por emplear la Espectroscopía Funcional de Infrarrojo Cercano (fNIRS). Esta técnica de neuroimagen mide los cambios en los niveles de oxígeno en la sangre y el volumen sanguíneo en el cerebro mediante un haz de luz infrarroja cercana. El aparato necesario es mucho más compacto en comparación con otros métodos, lo que lo hace más práctico para diversas tareas de investigación.
Cómo se llevaron a cabo los experimentos
Los autores realizaron dos experimentos. Las participantes de ambos eran mujeres jóvenes — 108 en el primero y 110 en el segundo —, todas distribuidas aleatoriamente en parejas.
En el primer experimento, hubo una nueva división aleatoria en dos grupos: uno que se comunicaría a una distancia de 1.6 metros, un espacio común en interacciones impersonales y comerciales (grupo de larga distancia), y otro en el que las participantes se sentarían a 0.8 metros de sus respectivas parejas, una distancia más común en las interacciones entre amigos y conocidos (grupo de corta distancia).
Para establecer una base de referencia, los investigadores registraron inicialmente la actividad cerebral de las participantes en situación de reposo, es decir, sin estar involucradas en ninguna actividad. Luego, completaron dos tareas de comunicación: una creativa (pensar en usos inusuales para un objeto) y otra común (enumerar características de objetos cotidianos), mientras la fNIRS monitoreaba su actividad cerebral.
En el segundo experimento, las participantes también se dividieron en dos grupos. En ambos, las mujeres de cada pareja se posicionaron a 0.8 metros una de la otra. En la primera de estas divisiones, se sentaron frente a frente (contacto visual directo); en la segunda, se colocaron de manera que sus miradas se cruzaran en un ángulo de 60°. Las participantes completaron las mismas tareas de comunicación utilizadas en el primer estudio y se les indicó que mantuvieran esta dirección de la mirada durante todo el procedimiento.
Tras las sesiones experimentales, las participantes evaluaron su propio estado emocional antes y después de las actividades. También calificaron diferentes aspectos del procedimiento y respondieron a pruebas que medían su disposición a vivir experiencias (un rasgo de personalidad) y su preferencia por trabajar en grupo. Los autores del estudio, por su parte, evaluaron el desempeño de las mujeres en las tareas de comunicación y combinaron las respuestas de cada pareja para calcular su índice de cooperación.
Resultados del análisis realizado por fNIRS
El análisis de los datos de la fNIRS reveló una mayor sincronización de actividades cerebrales entre las participantes que estaban más cerca en el primer experimento en comparación con el grupo en el que las participantes estaban sentadas a una distancia mayor. Además, las mujeres más cercanas presentaron un mayor índice de cooperación y una mayor tendencia a generar más respuestas (mayor fluidez), que también fueron más originales. Por otro lado, hubo una mayor diversidad (es decir, flexibilidad) entre las respuestas de las mujeres del grupo que estaba más distante.
Los resultados del segundo experimento indicaron que el grupo de contacto visual directo mostró una mayor propensión a la cooperación (índice de cooperación más alto), además de generar respuestas más originales (originalidad) en comparación con el grupo en el que las participantes se miraban con un ángulo de 60°. Los datos de la fNIRS también señalaron una mayor sincronización en la actividad cerebral de las participantes durante las tareas cuando se miraban directamente. Esta sincronización fue más evidente durante la realización de la tarea de comunicación creativa.
“Los hallazgos sugieren que la proximidad física y el contacto visual funcionan como señales sociales positivas, alineando los cerebros de las personas que interactúan y optimizando la transferencia de información entre los cerebros, mejorando así los resultados de la comunicación”, concluyeron los autores del estudio.
La investigación ofrece conocimientos relevantes sobre los efectos de la distancia y la dirección de la mirada en la calidad de la comunicación. Sin embargo, es importante señalar que las participantes de ambos experimentos eran exclusivamente mujeres jóvenes. Los resultados pueden variar en hombres, grupos de género mixto y diferentes grupos de edad.
El artículo “Close spatial distance and direct gaze bring better communication outcomes and more intertwined neural networks” fue escrito por los investigadores Xinyue Wang, Kelong Lu, Yingyao He, Zhenni Gao y Ning Hao.